Un poco entre las Novelas Ejemplares de Cervantes y el Vivir cada día, este brillante blog de un compañero que he descubierto , de carácter marcadamente gandolfista (dícese de aquellos corpúsculos médicos metidos en el sistema público que se comportan como anticuerpos en contacto con las injusticias de su dia a dia), viene a confirmar lo que siente y respira más de uno: que es muy desagradecido trabajar de médico para gente que no tiene un coste directo sobre su atención que modere sus impulsos y justifique su insistencia.
Es curioso ver la aversión que el público general tiene a que le encuentren algún tipo de enfermedad, culpabilizando a los médicos en casos extremos de ser como en el gag ("tiene Ud la enfermedad de Stainer" "¿Y es grave?" "Aún no lo sabemos , Sr Stainer"). Pero cuando la enfermedad está cerca, el médico ya no es el Sr Médico, si no "eh, oiga, yo pago su sueldo, así que tráteme de forma excelente" cuando a menudo el recurso peor dotado es el tiempo que requeriría explicarle el estado de la cuestión sanitaria. Se ha desvanecido la relación médico-enfermo, nadie confía en nadie. Y en esto la privada (con procesiones de profesional a profesional buscando soluciones que no existen, o milagros que algunos inconscientes se atreven a vender) no es tan diferente de la pública.
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