De acuerdo con mi experiencia empírica, entre el 5 y 10% de contactos que hacemos a lo largo de la vida son con gente que no me duele prendas de llamarles técnicamente "hijos de puta". Es un porcentaje que podemos discutir más o menos, con una variabilidad relativa, pero lo cierto es que haberlos, haylos. Es evidente que el gremio de la Salud no solo no se libra, sino que a veces hay otros estamentos que prentenden que el Mal lleve bata blanca, y uno vaya a la consulta como si fuese James Bond contra el Dr No: Lo que está claro es que en otros casos esos inquisidores simplemente tienen razón. Hoy, cuando leo el caso de Filipinas de los presuntos médicos que presuntamente colgaron en YouTube las imágenes de la extracción de un objeto extraño introducido por el ano entre risas, una amiga del sector(que nos lee) me ha hecho llegar un powerpoint en el que presuntamente un profesional sanitario toquetea y viola a una paciente dormida (que quizá se corresponda con este caso de Chile). Estos casos maltratan la imagen de los médicos que puede tener la población, y hacen que se generalice una desconfianza sobre el servicio que se dá a los pacientes, sea público o privado.
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